miércoles, 14 de noviembre de 2012

Brillar & nunca naufragar


El color le ganó a la almohada en esta noche de pochoclos y recuerdos de domingos nublados. Épocas no felices, pero lindas al menos -al menos el recuerdo de juguetes y agujas lo es-. Y mientras, pienso que pasaron cosas, pero que ya nada de eso es lo suficientemente relevante. Prefiero dejar de naufragar para dejarme brillar. Tu montón de nada es demasiado para mí, me alcanza con mi mundo de colores cambiantes. Me alcanza con estos vientos espectrales y las lunas que me rodean.
Rollos de película enredados, acuarelas y fanzines son la escenografía perfecta al subir el telón. Suena R.E.M., nos reímos de algunas tonterías y disfrutamos de amar el amor, que viene en forma de rastas rosas y muñecas viejas en esta madrugada de piso doce. Todavía falta para que el sol llegue, espero que pierda el colectivo y se demore un rato más. Esta noche soy feliz, y eso es todo lo que importa.