martes, 25 de diciembre de 2012

Vecinos y pan

Despertarse, calcular con la mente la hora... no es tan importante la exactitud. Levantarse, mirar el reloj y pasar al baño. Jugo de naranja en el mejor de los casos, pan solo... tostado si es viejo. Mirar por la ínfima ventana, quizás esté soleado. Caminar hasta el mercado; una cuadra, media, doblar a la derecha, media cuadra, entrar. La misma gente conocida desconocida de siempre. Nunca hablar con vecinos, saludar a uno o dos de entre muchos. Mala costumbre. Historias, aromas tan extraños y tan familiares. Me quedo con el pan solo... otra vez (aunque anoche me animé a cortarlo de otra manera).