...
no decir amén, recuperar el
habla y la
utopía, ser jóvenes sin prisa y con
memoria, situarse en
una historia que es la suya, no convertirse en viejos prematuros;
respirar,
abrir los ojos, descubrir las raíces del horror, inventar
paz así sea a ponchazos, entenderse con la
naturaleza, y con la lluvia y los relámpagos, y con el sentimiento y con la muerte, esa loca de atar y desatar...
discutir con dios, tanto si existe como si no existe, tender manos que ayudan, abrir puertas, entre el corazón propio y el ajeno,
hacer futuro, a pesar de los ruines de pasado y los sabios granujas del presente...
Mario Benedetti
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