No sé muy bien qué decir, tampoco qué hacer... pero sé lo que siento ahora. No puedo ver mis brazos, aunque siento su peso. Veo mis piernas, pero no quiero sentirlas. Siento un intenso dolor en el pecho, como con un puñal clavándose en mí. Me invaden las mismas viejas notas agridulces de melancolía que me invadían ayer. (cómo te extraño...)

Estoy al borde. En el borde de la línea que nos separa. Quiero cruzarla, pero... ¿debería? ¿No sería eso dar un paso atras? No sé.
Con vos divagaba entre mi cielo y mi infierno. Tenía a mi princesa de cristal, pero siempre esperé a mi hada madrina. Debí de haberlo sabido, la perfección no existe, siquiera en los cuentos de hadas. (¡Cómo te extraño!)
El 34 es un número muy especial... pero el 47 siempre aparece y me arrastra a vos; atrae una y otra vez tus fantasmas hacia mí. Debe ser por eso que odio las matemáticas. (
Mierda, te extraño.)
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