Y casi sin darme cuenta, acabo siempre por encontrarme contando la innumerable cantidad de cosas que me vuelven hacia vos.
Suena música deprimente para cualquiera. Con mis lentes veo mucho mejor, pero me cruzo con una foto en la pared, que de alguna u otra forma logra sorprenderme cada vez que la veo.
El mismo rincón, el mismo párrafo, el mismo frío... por algún motivo, el frío me resulta extrañamente irónico ahora. El mismo rincón... el mismo vacío, el mismo frío, el de tus manos, que bien saben cómo saben cómo arrancarme de mí por un instante o, mejor dicho, arrancar una parte de mí para entregártela a vos, sin siquiera mi consentimiento. Y como si fuera poco, la misma canción. En cualquier otra situación, hubiese corrido a buscarte antes de escribir esto, sin éxito alguno. Pero dado que seguramente sea en vano, es preferible seguir enumerándote.
La misma melodía... la otra estrofa, una pieza más en tu rompe cabezas. Y soy yo la que debe hallarlas todas. El mismo vacío... ¿qué pasará cuando logre encastrar todas tus piezas? Parece que tu juego dejó de serlo desde hace mucho tiempo ya. Y no es que vuelvo a caer, sino que nunca quise levantarme en realidad. Es que es sabido, lo que duele es simplemente el vacío inminente de algo que ya no está; el estúpido vacío... ese que me hace recurrir una y otra y otra vez a las metodologías más inútiles a la hora de abatir la soledad.
Después de todo, era de suponer que mi empalagoso fetichismo no encajaría con el resto de tus piezas (pero al menos hallé una manera para regalarte mis colores).
Me aprieto los dientes, me transpiran ambas manos, suspiro en el intento de evitar esa especie de ritual que hace mi cuerpo cada vez que algo me lleva a pensarte otra vez; un cosquilleo me recorre el cuerpo desde los brazos hasta la cara y me sonrojo. La misma sensación y el mismo recuerdo. Porque, a pesar de todo, anhelo tu calor cada vez que aparecen estas cosas en mi camino. Y, aunque a veces no quiera verlo, son demasiadas como para olvidarte, demasiadas para odiarte, demasiadas como para no amarte.
domingo, 27 de junio de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
lo que duele es simplemente el vacío inminente de algo que ya no está; el estúpido vacío... ese que me hace recurrir una y otra y otra vez a las metodologías más inútiles a la hora de abatir la soledad.
ResponderEliminaresta entrada definitivamente tiene toda la razón. y acá a la derecha esta the sun can shine on you, mil cosas me pasan por la cabeza en este momento jajjaja
no son colgados, para nada xD jajaja a mi también me gusta tu blog y la onda que le ponés a pesar de que no se puede estar todo el tiempo 100% feliz jajaj xD el mio es un toque mas depresivo xd
ResponderEliminarJaja tu blog es re lindo muffin, vos me vas a enseñar a ponerle boludeces jajaja ♥ te quiero cuando apareces de nuevo ?
ResponderEliminar