Cuando el suelo abandona el terreno de X, pasando a una nueva dimensión ascendente en vertical, todo se ve de otra forma. Mi ventana está en una Y constante; a través de ella puedo observar cómo el agua de la fuente ya no es la misma tampoco, mutó en oleadas, charcos, escupitajos y pisadas de baldosas mojadas de brillantina dorada que se mezcla con partículas de otros colores más, provocando en mí un efecto extraño, que aún no aprendo a manipular ni controlar, como pudiera controlar algún objeto cotidiano, por más que al principio éste no haya sido familiar ni mucho menos para mí. Llueve brillantina, hace un poco de frío y esto no me molesta, porque el viento ahora es rosa y constante acá.
viernes, 17 de mayo de 2013
Orientación vertical
Cuando el suelo abandona el terreno de X, pasando a una nueva dimensión ascendente en vertical, todo se ve de otra forma. Mi ventana está en una Y constante; a través de ella puedo observar cómo el agua de la fuente ya no es la misma tampoco, mutó en oleadas, charcos, escupitajos y pisadas de baldosas mojadas de brillantina dorada que se mezcla con partículas de otros colores más, provocando en mí un efecto extraño, que aún no aprendo a manipular ni controlar, como pudiera controlar algún objeto cotidiano, por más que al principio éste no haya sido familiar ni mucho menos para mí. Llueve brillantina, hace un poco de frío y esto no me molesta, porque el viento ahora es rosa y constante acá.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Dejame un paquetito de caracteres acá abajo